Cuando comienza el siglo XVI:
- Castilla y Aragón se hallan unidas -confederadas, sería la palabra exacta- desde 1479;
- Granada, independiente desde el siglo XIII, ha sido conquistada por Castilla en 1492;
- Navarra se ha incorporado a la Corona de Castilla en 1515;
- en 1492 Colón ha llegado a América y así anexionado nuevos territorios a Castilla y
- ya se ha publicado (1492) la primera gramática del español, la de Nebrija.
Con la muerte de los Reyes Católicos, el nuevo rey, Carlos I (V), hereda de su madre (Juana, hija de los anteriores) los territorios antes mencionados, Canarias, las plazas norafricanas, el reino de Nápoles, Sicilia y Cerdeña; de su padre (Felipe I de Austria), Austria y territorios dependientes, Flandes, Países Bajos, Franco Condado y, posteriormente, el Ducado de Milán.
Este gran imperio se mantuvo unido hasta 1648 cuando por el tratado de Westfalia, España perdió muchos de sus territorios europeos y quedó relegada por Francia a una segunda posición dentro de la política europea. Pero durante estos dos siglos España alcanzó su máxima extensión territorial y su mayor poder militar internacional en toda su historia, pasada y futura.
Pero no olvidemos que fueron dos siglos desastrosos para la economía española que tuvo que afrontar varias bancarrotas totales del país, que durante estos 200 años quedó casi totalmente destruido el sector productivo agrícola (el industrial, a diferencia de otros países europeos, aún no existía). El oro y la plata que llegaban procedentes de América al puerto de Cádiz partían directamente de allí a Génova y Amberes para pagar los préstamos que la Corona tenía con los banqueros extranjeros para poder costear los gastos de empresas de descubrimientos y, principalmente, las interminables guerras que el país mantenía con todos sus vecinos y no tan vecinos, como el imperio turco.