Capítulo 8º — El español del Siglo de Oro (XVI-XVII) 
 8.1. La lengua de la literatura del Siglo de Oro (XVI-XVII) 

 8.1.2.4.  Francisco de Quevedo

El otro estilo, el "conceptismo" se basa en la condensación expresiva; para ello se sirve de las paradojas, la polisemia, las elipsis, las antítesis, de todo aquello que exija una agudeza conceptual. Su más típico representante es Francisco de Quevedo.

Francisco de Quevedo. Poeta, crítico, satírico. La aguja de navegar cultos con la receta para hacer Soledades en un día; Política de Dios, gobierno de Cristo; Gracias y desgracias del ojo del culo.

En Quevedo la palabra está al servicio del contenido. Su estilo revela un dominio magistral de la lengua: la ironía, la parodia, la paronomasia, la dilogía y las metáforas sorprendentes son constantes en su poesía. Quevedo, como Góngora, también introduce en el español nuevas palabras (neologismos), pero a diferencia de este último, Quevedo no los toma de las lenguas clásicas, sino del español, por derivación y composición. A veces recurre a expresiones vulgares y coloquiales. Quevedo adopta así una actitud de juego permanente con el lenguaje.

“A un hombre de gran nariz”, Francisco de Quevedo (1580-1645)“A un hombre de gran nariz”, Francisco de Quevedo (1580-1645)

Erase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una alquitara medio viva,
érase un peje espada mal barbado;

era un reloj de sol mal encarado,
érase un elefante boca arriba,
érase una nariz sayón y escriba,
un Ovidio Nasón mal narigado.

Erase el espolón de una galera,
érase una pirámide de Egito,
las doce tribus de narices era;

érase un naricísimo infinito
frisón archinariz, caratulera,
sabañón garrafal, morado y frito.


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