Capítulo 7º — Baja Edad Media (XI-XV) 
 7.4. Alfonso X el Sabio (s. XIII) 

El siglo XIII y Alfonso X el Sabio marcan un hito especial en la historia del español.

Castilla ya no es el condado aquél dependiente del reino de León sino que se ha convertido en un reino poderoso que ha extendido su poder hasta el Mediterráneo; que, por una parte, ha sabido colaborar con los demás reinos cristianos peninsulares en beneficio político propio y ajeno, y que, por otra, ha consegido poner fronteras bien definidas al poder árabe. Si en esta tarea militar la participación de Alfonso X no fue especialmente significativa, sí lo fue en la demarcación de lo que era la lengua de Castilla, el castellano.

Alfonso X el Sabio (1221-1284) no creó Castilla ni creó la lengua castellana, pero tanto a una como a otra les puso límites y fronteras, es decir, las definió.

Las fronteras políticas de Castilla habían variado desde su nacimiento ya fuere por uniones o desuniones con los demás reinos cristianos o porque el poderío árabe perdía y recuperaba territorios dependiendo de diversos factores políticos. Igualmente, las fronteras del castellano -también las de la lengua escrita- oscilaban y variaban dependiendo del hablante, el autor y la zona donde se utilizaba.

Los textos de la ciencia, la cultura, la religión y la administración sólo se redactaban en las dos lenguas de rango oficial: el latín y el árabe (en territorios cristianos y musulmanes, respectivamente).

Los textos de divulgación popular política o religiosa (cantares de gesta, mester de clerecia) se escribían en castellano. Los textos poéticos, incluidos los escritos por el propio Alfonso X (Cantigas de Santa Maria), se escribían normalmente en gallego (portugués). Hay que recordar, no obstante, que el padre de Alfonso X, Fernando III, ya había empezado a redactar en castellano algunos de los documentos administrativos.

La gran importancia de este rey, por lo que a la lengua se refiere, fue la de sistematizar la traducción a la lengua del pueblo, al castellano, de los textos que hasta entonces sólo se habían escrito en las lenguas oficiales.

Dos siglos antes ya había empezado en la Península una intensa actividad de traducción con nombres como Hugo de Santalla, Platón de Tívoli, Juan de Sevilla, Gerardo de Cremona, etc., pero son traducciones al latín de obras científicas o literarias escritas en árabe.

Hasta Alfonso X la traducción se realizaba de manera que el sabio en árabe o en griego traducía oralmente al castellano los textos disponibles para que luego el sabio en latín los tradujera del castellano al latín, que era considerada la lengua de la ciencia. Lo que hizo Alfonso fue suprimir este último paso, así quedaban directamente escritos en castellano.

"Sistematizar la traducción" significa que tuvo que seguir un método y aplicar determinados criterios lingüísticos de manera que el resultado, el castellano oficial, fuese una lengua uniforme en su morfología, sintaxis, léxico y ortografía: una lengua normalizada.

La base de esta lengua fue el castellano de la Castilla inicial, pero a ella añadió algunas características lingüísticas de los nuevos territorios conquistados para que pudiese ser la lengua de todos. También fue necesario añadir una ingente cantidad de neologismos tomados del árabe o del latín de manera que fuese una lengua que pudiese ser utilizada en todos los campos de la vida humana, cotidianos o científicos. En esta última tarea, la Escuela de Traductores de Toledo, dirigida por el rey, llevó a cabo una labor lexicológica y lexicográfica de vital importancia ya que se tuvieron que tomar, adaptar y transcribir al castellano toda una serie de términos (filosóficos, científicos, jurídicos, literatiros) de los que carecía el castellano (ya que éste era una lengua de uso cotidiano, familiar, y en estos usos el vocabulario del paréntesis precedente no es frecuente).

Esta labor léxica no era suficiente ya que la lengua necesitaba tambien de nuevas estructuras que le diesen agilidad y variedad de matices que no tiene la lengua hablada (en la lengua hablada la riqueza sintactiva se compensa con la situación contextual y recursos paralingüísticos como pueden ser los gestos, la entonación, la intensidad, etc.

Esta norma que sistemáticamente aplicaba la Escuela de Traductores desde el s. XIII fue consolidándose, con algunos cambios y adaptciones, de manera que a finales -o antes- del XIV el castellano, como lengua literaria, ya estaba configurado.

En esta labor de traducción (difusión de la cultura) el rey no era sólo un mecenas, sino que se implicaba directamente en el qué y en el cómo: elegía los textos que había que traducir, programaba el proyecto y supervisaba su realización.

Las obras de Alfonso X el Sabio podemos organizarlas bajo los siguientes epígrafes.

Historia. Grande e General Estoria (contiene textos bíblicos y algunos mitológicos procedentes del mundo grecorromano), Estoria de España (la historia de España hasta el rey Alfonso VIII de Castilla).
La novedad de estas obras es que expone la historia como el resultado de la actuación de los hombres, sin referirse a la intervencion divina.

Astronomía. Libros del Saber de Astronomía, Libro de ochava esfera, Libro del Astrolabio redondo, Libro complido de los juicios de las estrellas, El libro de las Cruzes, El lapidario, las Tablas astronómicas alfonsíes, etc. La extensa cantidad de libros sobre este tema se debe al interés que despertaba entre la población medieval. En su labor de difusión cultural, Alfonso X elige un tema de actualidad e interés.

Derecho. Fuero Real, Especulo, Las Partidas. Con estas obras Alfonso X renueva el panorama legislativo peninsular con dos características: 1) todo el reino se rige como una unidad jurídica, 2) sólo el rey, o los alcaldes desigandos por él, podían administrar la justicia.

Poesía. Las Cantigas de Santa Maria. Compuestas en gallego como era habitual en poesía.

Otros. Libro de axedrez, dados e tablas. En éste se recogen diversos tipos de juegos.

El castellano que tuvo su primera sistematización en el siglo XIII es una lengua que hoy día todavía podemos comprender. El castellano de Alfonso X tuvo posteriormente (y tendrá en el futuro) otras sistematizaciones, pero no deja de sorprender que si cogiésemos un texto inglés, otro francés y otro castellano, todos del siglo XIII, y se lo diésemos a leer a un nativo de estas lenguas, sólo el hispanohablante podría acercarse sin dificultad a su contenido.

Grande e General Estoria
AQUI SE COMIENÇA LA ESTORIA DEL SENNORIO QUE LOS DE AFFRICA OUIERONEN ESPANNA
Cuemo entro el sennorio de los dAffrica en Espanna

Quatro son las partes del mundo segund los sabios antigos las nombraron: Orient,Occident, Septentrion, Mediodia; e segund aquesto fueron quatro los emperios que sennorearonel mundo: el primero de Babilonia a parte dOrient en el tiempo del rey Nino; el segundo a partede Mediodia en Affrica, en Carthago la grand, en tiempo de la reyna Dido; el tercero enMacedonia a parte de Septentrion en el tiempo dAlexandre; el quarto en Roma a partedOccident en tiempo de Julio Cezar. E de cuerno cada uno destos ganaron las tierras, en las susestorias lo cuentan; mas agora queremos fablar dell emperio de Carthago, que es aparte deMediodia, cuemo entro el sennorio en Espanna. Despues de la muerte dErcules acaecio que lacibdat de Caliz, que Espan poblara de las yentes de Tiro que es en Asia, oyeron dezir queHercules muriera en aquel logar, e ouieron respuesta de sos dioses que si fuessen alla etroxiessen de los sus huessos e daquello que del fincara, que meiorarie siempre la cibdat, ca losgentiles aorauan a Hercules assi cuemo a santo. E pues que esta respuesta ouieron, fueron alla etroxieron daquellas cosas que y fallaron del; e pues que las aduxieron a Caliz, sopieron lo porEspanna, que era toda de gentiles, e fue y tamanna la romería por que se poblo la cibdat muybien e fizose muy grand. E començaron a apoderarse de la tierra que era enderredor, tanto quesos uezinos auien ende grand enuidia, e cornençaron les a fazer tantas terrerias por que ouierona auer guerras en uno, de guisa que los de Caliz no lo pudieron soffrir, e ouieron so conseio decuemo ouiessen ayuda qui los defíendiesse, e no fallaron logar dond la pudiessen auer tan biencuemo de Carthago, la de Dido, que es en Affrica.


 Anterior   Siguiente