Como todos los imperios basados únicamente en el poder militar y no en el económico, el imperio romano empezó a desmoronarse cuando sus ejércitos -por motivos económicos- fueron incapaces de realizar las misiones que tenían encomendadas: mantener el orden interno (guerras civiles, rapiña de los mismos soldados) y defender las fronteras del imperio de los pueblos y tribus que desde el norte y el este querían ser partícipes del "bienestar romano".
Estas migraciones de pueblos hacia el Mediterráneo tienen dos fases:
1. Siglos III-VI: francos, suevos, burgundios, anglos, sajones, jutos, vándalos, frisones, alanos, alamanes, ostrogodos y visigodos;
2. Siglos VI-VIII: vikingos, magiares y árabes.
Para la historia del español dos son los pueblos importantes: los visigodos en la primera fase y los árabes en la segunda.