Capítulo 10º — El español en América 
 10.3. Zonas dialectales de América 
  1.  Rioplatense 
  2.  Español de los Andes 
  3.  Español del Caribe 
  4.  Español del México y Centroamérica 

En las páginas anteriores hemos visto la dificultad de definir "un" español americano diferenciado de "otro" español peninsular para llegar a la conclusión de que ni uno ni otro existen: existe un español estándar y otros muchos "españoles" diferenciados entre sí por el lugar, la época, nivel cultural del hablante, situación en la que se usa la lengua, etc.



Cuando intentamos reducir la amplia variedad de "españoles" hablados en América nos encontramos también con serias dificultades. Son muchos millones de hispanohablantes los que podemos encontrar desde Nueva York hasta la Tierra del Fuego, muchos los países, y varias las realizaciones que dentro de cada país podemos encontrar.

En Argentina podemos encontrar el rioplatense y el lunfardo en la zona capitalina; en el extremo occidental del país -colonizado desde Chile- encontramos un español "chileno", en el noreste -zona en contacto con el guaraní de Paraguay- se habla un español diferente al utilizado en el noroeste argentino, territorio en contacto con el quechua de Bolivia.

Nosotros mencionaremos cuatro zonas dialectales no para reflejar la realidad, sino para dar un ejemplo de la diversidad: variedad rioplatense, variedad que se habla en la cordillera andina, variedad de la cuenca del Caribe y variedad de México y Centroamérica. De cada una de las variedades sólo mencionaremos dos o tres características.

‘Observaciones sobre el español de América’, Revista de Filología Española, VIII, Pedro Henríquez Ureña
Establece cinco zonas siguiendo criterios de proximidad geográfica, los lazos que mantuvieron con España durante le época colonial, y el contacto con una lengua indígena.

Provisionalmente me arriesgo a distinguir en la América española cinco zonas principales: primera, la que comprende las regiones bilingües del Sur y Sudoeste de los Estados Unidos, México y las Repúblicas de la América Central; segunda, las tres Antillas españolas (Cuba, Puerto Rico y la República Dominicana, la antigua parte española de Santo Domingo), la costa y los llanos de Venezuela y probablemente la porción septentrional de Colombia; tercera, la región andina de Venezuela, el interior la costa occidental de Colombia, el Ecuador, el Perú, la mayor parte de Bolivia y tal vez el Norte de Chile; cuarta, la mayor parte de Chile; quinta, la Argentina, el Uruguay, el Paraguay y tal vez parte del Sudeste de Bolivia. El carácter de cada una de las cinco zonas se debe a la proximidad geográfica de las regiones que las componen, los lazos políticos y culturales que las unieron durante la dominación española y el contacto con una lengua indígena principal (1, náhuatl; 2, lucayo; 3, quechua; 4, araucano; 5, guaraní). El elemento distintivo entre dichas zonas está, sobre todo, en el vocabulario; en el aspecto fonético, ninguna zona me parece completamente uniforme.

José Pedro Rona (1964) propuso 16 zonas dialectales. Los criterios de diferenciación son: el yeísmo, el sheísmo y el voseo y las formas verbales que utiliza éste.

Melvyn C. Resnick (1975) explica que si nos sirviésemos de 25 rasgos fónicos para establecer la división dialectal nos encontraríamos con 67.149.824 dialectos. El autor, no obstante, se contenta con 8 rasgos que dan 256.

Juan C. Zamora Munné y Jorge M. Guitart (1982) encuentran nueve zonas según tres criterios: aspiración y pérdida / conservación de la -s; realización velar / glotal de "j", presencia / ausencia de voseo.


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