Capítulo 9º — El español después del Siglo de Oro. XVIII y XIX 
 9.2. El siglo XIX 
  1.  Literatura del siglo XIX 
  2.  La lengua 

Históricamente el siglo XIX está caracterizado por el constante enfrentamiento entre dos posiciones: una liberal y otra conservadora. Estos dos posicionamientos ideológicos ya habían aparecido a finales del siglo anterior en la sociedad española, pero es durante el XIX cuando las diferencias se transforman en enfrentamientos bélicos, guerras civiles, sin solución hasta la de 1936.

Durante el reinado de Carlos III (1759-1788) se fraguó uno de los elementos más cruciales de estos enfrentamientos: el recorte del poder de la Iglesia y de la nobleza. La Iglesia era un freno para la modernización de España y Carlos III actuó de manera drástica contra ella. La Iglesia perdió el control de la enseñanza en universidades y colegios mayores; perdió también la capacidad de censurar y criminalizar la cultura (La Inquisición fue sometida al control del gobierno), y, más importante, las riquezas de la Iglesia fueron sometidas a impuestos, se expropiaron algunas de sus tierras y otras fueron vendidas. Lo mismo le ocurrió, aunque sólo en lo referente a la tierra, a la nobleza y grandes hacendados. En la práctica, Iglesia y nobleza siguieron siendo los estamentos más poderosos de la sociedad española, pero el miedo a posibles cambios drásticos les hizo tomar posiciones beligerantes en defensa de sus intereses. El miedo propio se convirtió en discursos y sermones cargados de imágenes infernales, revolucionarias y amorales que cautivaron a muchos adeptos entre las clases bajas del país (la gran mayoría de la población). En el bando que defendía la innovación y la modernidad quedaron los intelectuales y la burguesía. Los dos grupos (1. Iglesia, clase alta y clases bajas, 2. Intelectuales, burguesía urbana y obreros industriales) se enfrentarían por última vez en 1936.

El siglo comienza con la llamada Guerra de la Independencia (1808-1814) y termina con el desastre de 1898 (pérdida de las últimas colonias). Durante el resto del siglo se producen 200 pronunciamientos militares (golpes de Estado) que dieron lugar a derrocamientos de gobiernos, destronamiento de reyes y guerras civiles (3). En esta frenética actividad desestabilizadora participan tanto los conservadores como los liberales.

Para completar la imagen conflictiva de este siglo, debemos recordar que durante estos cien años España pierde todas sus colonias (la mayoría en torno al 1820; el resto, en 1898) y también que las diferencias regionales anuladas durante el siglo anterior surgen ahora como movimientos nacionalistas arropados por los nuevos significados que adquieren conceptos políticos como historia, cultura, nación, legitimación, pueblo, etc.

Los autores literarios y científicos tuvieron una relación importante con los avatares políticos del XIX. Algunos (como el Duque de Rivas, Ángel Saavedra o Francisco Martínez de la Rosa) desempeñaron cargos públicos, otros se vieron obligados a exiliarse según cambiaban las preferencias ideológicas de los gobiernos de turno. Este exilio, no obstante, resultó beneficioso para las letras y las ciencias españolas ya que a su vuelta, los exiliados traían de Europa las nuevas ideas, las nuevas corrientes literarias y los nuevos avances de la ciencia.


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