Capítulo 7º — Baja Edad Media (XI-XV) 
 7.1. Introducción: Siglos XI-XIII 

A partir del siglo XI se invierten los papeles que musulmanes y cristianos habían tenido durante los tres siglos anteriores. El Califato de Córdoba se ha desintegrado y se han formado múltiples reinos de taifa. Los reinos cristianos, hasta ahora defensores de sus pequeños territorios, se convierten en conquistadores o "reconquistadores" de los territorios árabes. A finales del siglo XIII toda la Península (salvo el Reino de Granada que no será reconquistado hasta 1492) está en manos de los reinos cristianos.

Durante los siglo XI, XII y XIII se produce un crecimiento de población debido, entre otras causas, al aumento de la producción agrícola y ganadera como resultado de la mejora de las técnicas agrícolas, la extensión de nuevos cultivos como verduras, frutas..., el aumento de tierras de cultivo, etc. El excedente de producción se vende en mercados que paulatinamente se convierten en centros comerciales fijos que luego serán ciudades, "burgos". La ciudad significa la repartición del trabajo y el intercambio de bienes y servicios. Surgen así los artesanos, los profesionales: albañiles, panaderos, herreros, tejedores, notarios, poetas... .

Estas ciudades no son sólo centros comerciales, sino también culturales: nacen las primeras universidades (Palencia, Salamanca), se escuchan (y se leen también) los versos de los juglares y los clérigos. La cultura (y con ella la lengua) se convierte en un producto de consumo y eso le dará uniformidad para poder ser compartida por todos.

Cantar de Mío Cid, Anónimo, en torno al 1200

De los sus ojos tan fuerte mientre llorando,
Tornaba la cabeza e estabalos catando;
Vio puertas abiertas e uzos sin cañados,
Alcandaras vazias sin pieles e sin mantos
Y sin falcones y sin adtores mudados.
Suspiro mio Çid, ca mucho habia grandes cuidados,
Fablo mio Çid bien y tan mesurado:
Grado a Ti, Señor Padre, que estas en alto.
¡Esto me han vuelto mios enemigos malos !
Alli piensan de aguijar, alli sueltan las riendas.
A la exida de Bivar hobieron la corneja diestra,
Y entrando a Burgos hobieronla siniestra.
Meçio mio Çid los hombros e engrameo la tiesta.
¡Albriçia, Albar Fañez, ca echados somos de tierra !
Mio Çid Ruy Diaz por Burgos entraba,
En su compaña, sesaenta pendones; exienlo ver mugieres y varones:
Burgueses y burguesas por las finiestras son
Plorando de los ojos, ¡tanto habian el dolor !
De las sus bocas todos decian una razon:
¡Dios que buen vasallo ! ¡Si hobiese buen Señor !


Milagros de Nuestra Señora, Gonzalo de Berceo (1198?-1274?)

Amigos e vasallos de Dios omnipotent,
si vos me escuchásedes por vuestro cosiment,
querríavos contar un buen aveniment:
terrédeslo en cabo por bueno verament.

Yo, maestro Gonzalo de Berceo nomnado,
yendo en romería caeci en un prado
verde e bien sencido, de flores bien poblado,
logar cobdiciaduero para omne cansado.

Daban olor sobeio las flores bien olientes,
refrescaban en omne las caras e las mientes,
manaban cada canto fuentes claras corrientes,
en verano bien frías, en ivierno calientes.

Habíe hi grand abondo de buenas arboledas,
milgranos e figueras, peros e manzanedas,
e muchas otras fructas de diversas monedas;
mas non habíe ningunas podridas nin acedas.


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