Capítulo 5º — Del latín al romance español (pasando por el latín vulgar) 
 5.2. Morfosintaxis 

 5.2.1.3.  Género

Había en latín tres géneros: masculino, femenino y neutro. El romance perdió el género neutro, salvo en el pronombre (lo, esto, eso, aquello) y el artículo (lo). Todos los sustantivos españoles son, pues, o masculinos o femeninos.

El género de los sustantivos latinos no iba necesariamente unido a la terminación. Es decir había nombres masculinos y femeninos en todas las declinaciones. Sin embargo, predominaban los femeninos entre los terminados en -a, y los masculinos entre los terminados en -us (>o). El español generalizó por analogía este predominio y tendió a hacer femeninos o masculinos los sustantivos según acabarán en a o en o (<-us), respectivamente, con algunas excepciones como día y mano. Los que no se ajustaban a esta regla tuvieron que cambiar de género o de terminación, p. ej., los nombres de árboles como fraxinus, ulmus, pinus, que en latín clásico eran femeninos, se hicieron masculinos en romance: el fresno, el olmo, el pino. El sustantivo smaragdus cambió de terminación (la esmeralda) y fue femenino en español.

- Los árboles tienen, salvo la higuera y la encina, siempre género masculino por ser masculino el sustantivo árbol.
- Las piedras preciosas, en su mayoría, tienen género femenino en español por ser femenino piedra.

Los neutros latinos pasaron a ser masculinos o femeninos sin norma fija. Sin embargo, la analogía hizo que fuesen masculinos los en -um, por terminar en -o romance, como templum > «templo», vinum > «vino», lignum > «leño»; pero algunos plurales de estos neutros, que en latín hacían el acusativo en -a, pasaron a ser femeninos por su terminación: ligna > «leña» (conjunto de leños), nomina > «nómina» (lista de nombres), bracchia > «braza», debita > «deuda», fortia > «fuerza», etc. Por esto la terminación en -a conserva a menudo el significado colectivo que corresponde a su origen plural, como la hoja, la vestimenta (conjunto de hojas y de prendas de vestir).

Los masculinos en -a (cometa, idioma, sistema, programa, telegrama, ...) no son populares, sino de origen culto.


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